Salimos del recinto amurallado de Urueña satisfechos de haber conocido un pueblo tan singular y bello. Tomamos la estrecha carretera descendente que nos lleva serpenteando hasta la ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, situada a cuatro km.
Aparcamos cuidadosamente nuestra Yamaha sobre el pavimento de tierra cuidando que el caballete no se entierre y dé con sus huesos en el suelo.
La ermita es una joya arquitectónica del Románico de Castilla y León con decoración lombarda y un cimborrio octogonal.
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