Por otra parte y a pesar de las produnciadas cuestas, se puede y se debe recorrer a pie sin esfuerzo toda la zona antigua y monumental.
Los portugueses son siempre muy cordiales y hospitalarios. Se esfuerzan en orientar a los visitantes, muy buena gente.
Oporto merece por lo tanto ser visitada y admirada. Regresamos con las mochilas llenas de sensaciones positivas.Hasta pronto
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