17/8/11

Cuenca y su Serranía


Para un viaje un poco más largo que las ocasionales y breves escapadas, hace tiempo que teníamos muy bien pensado cual saría el próximo destino, Cuenca.
Este año disfrutamos vacaciones en agosto y, a pesar de intuir que no es el mes más apropiado para aventurarse en un viaje en moto por la meseta, con elevadísimas temperaturas y general aglomeración en todas partes, cargamos alforjas y tras las oportunas reservas de alojamiento salimos en busca de nuestro destino. Al fin y al cabo, la vida de los moteros es aventurera.


Los campos de girasoles de Castilla y León nos dieron la bienvenida, Castilla es bonita en todas las estaciones, muy distinta a nuestra Galicia. Los horizontes abiertos, las colinas suaves y el hermoso cielo castellano son increíbles.


Decidimos aprovechar el viaje de ida para conocer Avila, de ese modo también dividimos el largo trayecto en dos etapas, circunstancia que agradecerán nuestras sufridas espaldas.


AVILA
El acceso a la ciudad la hacemos por la entrada tantas veces contemplada en las etapas de la Vuelta Ciclista a España que finalizan en esta pequeña ciudad. La muralla, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO nos conduce al casco histórico.
Llegamos temprano, después de mediodía y como cabía esperar, con temperatura alrededor de los 30 grados.


Teníamos reservado alojamiento en el Hostal Puerta del Alcázar, muy bien situado frente a la Catedral y la Muralla. El precio 45 € en habitación interior sin aire acondicionado.
Por la noche hicimos uso del ventilador que producía un ruido similar al rotor de un viejo helicóptero ruso, pero de lo contrario no hubiésemos podido conciliar el sueño porque el calor era insoportable.


Para acceder al interior de la Catedral hay que pasar por caja y abonar 4 € por persona. Según el personal de taquilla, lo hacen para sufragar los gastos de conservación y restauración, pero la verdad es que no entraba nadie.
El mismo criterio recaudador lo aplican en otras iglesias y en todos los edificios históricos por los que mostramos interés.
Como el Estado ya hace las aportaciones económicas a la Iglesia Católica con cargo a los impuestos que pagamos todos, no estamos en disposición de pagar y debemos conformarnos con contemplar desde el exterior.


La tarde la dedicamos a recorrer todo el casco histórico y dar un largo paseo en torno a la muralla.
Cenamos en la terraza del hostal en el que estamos alojados, el menú es mucho más apetecible que la confortabilidad de la habitación.
Después de la cena salimos a dar un paseo al fresco de la noche, como tienen por costumbre hacer las gentes castellanas en las cortas noches estivales. El ambiente es muy agradable.
La Muralla está muy bien iluminada y también cobran para acceder a un pequeño tramo transitable.
En la Catedral de Santiago de Compostela la entrada es gratuita (por el momento). Por la Muralla de Lugo, que ha sido declarada también Patrimonio de la Humanidad, numerosos ciudadanos pasean a diario ya que puede recorrerse en su totalidad, o hacen deporte gozando de las excelentes vistas que ofrece, de forma totalmente gratuita.
Nos enoja bastante tanta taquilla de cobro aquí.


Por la mañana, después de desayunar salimos hacia Cuenca. Tomamos algunas fotos desde un mirador situado a las afueras de Avila, que no salen bien por la luz poco agradecida de la mañana.
Tenemos por delante la estresante circunvalación de Madrid y un tramo de autovía hasta Tarancón (A-3) con pavimento de hormigón que la hace insufrible.
La última parte del recorrido discurre por autovía desde Tarancón hasta Cuenca. Es muy tranquilo y el paisaje experimenta un cambio sustancial. Atrás van quedando los campos de girasoles y aparecen las primeras formaciones montañosas que sustituyen la inmensa llanura de Castilla la Mancha, ya se adivina la proximidad de la serranía.




CUENCA
Esta es la primera vista de Cuenca desde la Hoz del río Júcar.
El alojamiento en Cuenca lo habíamos reservado por Internet en el Hostal Gaudí. La información de la página Web de INFO HOSTAL mencionaba que es de reciente construción y las opiniones de algunos usuarios es aceptable. Precio: 50 € por habitación doble con aire acondicionado.
Al entrar ya nos dió un poco de yuyo un montón de ropa de cama amontonada en un pequeño sofá de la entrada.
El hostal es el bajo de un edificio de viviendas con varias habitaciones de tamaño minúsculo, muy parecidas a las celdas de las películas de serie B. La ventana de la nuestra quedaba al nivel del pavimento de un callejón de la parte posterior, así que podíamos contemplar la marca de las pantuflas que usa el personal de esos lares.
Confirmé con el encargado si efectivamente disponía de aire acondicionado como afirma la página web, porque la habitación no disponía de mando de regulación y me aseguró tal circunstancia.
Por la noche se evidenció, como temíamos, que el aire acondicionado no funciona si no se conecta. Tampoco podíamos abrir la ventana bajo riesgo de que algún transeunte escupiesa hacia abajo sobre nuestras almohadas.
Al día siguiente cambiamos de alojamiento. Ni se os ocurra alojaros en ese presunto hostal.



Después de dejar el equipaje en la Celda 211 citada anteriormente, preguntamos en la calle donde se podía comer por las inmediaciones, una señora muy amable nos aconsejó con gran acierto el Mesón Darling, allí probamos el famoso morteruelo que estaba riquísimo. A nuestro lado unas chicas degustaban una bandeja de arroz con bogavante que tenía un aspecto formidable.


La entrada al casco histórico de Cuenca es muy bonita, subimos por la Hoz del Río Huécar sobre el que están las celebérrimas casas colgadas.
La zona monumental está situada entre las hoces del Júcar y la del Huécar en un paraje impresionante.
La entrada con vehículos hasta la plaza mayor se hace a través de una calle con mucho desnivel que finaliza en un arco y aparecen las hermosas fachadas pintadas en varios colores, también muy características de esta cuidad.


La catedral destaca en la Plaza Mayor. En el interior está situada la taquilla de venta de entradas, así es que quedamos nuevamente contemplando la fachada principal.


Coincidimos con una pareja de Coruña que venían también en moto. Ellos nos hicieron esta foto en las escaleras.


Todo el casco histórico es muy bonito con rincones muy acogedores, para recorrerlo es preciso haberse alimentado convenientemente porque las calles tienen una pendiente muy acusada.





En uno de los laterales de la catedral está el palacio episcopal, cuya puerta está adornada con conchas de vieira coronadas.
Abstenerse los bajitos de utilizar el llamador de la puerta.







Nos alojamos las dos noches siguientes en la Posada de San José, situada en el casco antiguo y colgada sobre el Río Huécar a escasos metros de las Casas Colgadas.






Elegimos la amplia y confortable habitación nº 3 en la que descansamos magníficamente, evidentemente colgados.


Las vigas originales de madera y multitud de detalles hacen auténtica y especial esta posada.


Estas son las formidables vistas desde la habitación, al frente el Parador con la profunda y serpenteante hoz del río


Y si miramos hacia la izquierda vemos la parte alta del casco histórico. Al amanecer en las casas situadas en la parte baja, junto a la piscina, cantaban los gallos, quizás con demasiada frecuencia.


Esta es la vista desde la otra orilla del río, con el Puente de San Pablo de aspecto aparentemente frágil.
La parte antigua de Cuenca es preciso contemplarla de noche desde este puente. Por la noche hay una larga fila de visitantes haciendo fotos del lugar más conocido y emblemático de Cuenca, las Casas Colgadas. Desde ese punto nada original está hecha la foto portada de esta crónica.


La concurrida Plaza Mayor es más bien una calle amplia que confluye en los arcos de acceso y salida.


Y esta es una de las estampas nocturnas típicas de Cuenca. Cada una de las veces que pasamos por las inmediaciones no nos cansábamos de contemplarlas, porque es magnífica la vista y la cuidada iluminación ensalza la monumentalidad.
Actualmente solamente se conservan tres de estas Casas Colgadas.




Al día siguiente de llegar a Cuenca, de camino a la Cuidad Encantada, paramos en el Ventano del Diablo, un mirador de tres arcos natural excavado en la roca sobre la garganta del río Júcar.




La Ciudad Encantada es un conjunto calcáreo por todos conocido, pero que es merecedor de una visita. Recorrerla en su totalidad lleva cerca de una hora y con la elevada temperatura que nos tocó a nosotros y las frecuentes paradas que hicimos para tomar fotografías se alargó bastante. Son muy curiosas las formaciones geológicas que la erosión y el tiempo han cincelado en este paraje.


En la entrada a la Ciudad Encantada hay diversas instalaciones como la taquilla de entrada, venta de recuerdos y un hostal restaurante donde calmamos la sed con una cerveza helada, antes de acometer una ruta de senderismo que desde este punto conduce al Mirador de Uña.


En el punto de inicio de la ruta, alguien con buen humor rotuló un precio de 3 €. Fuimos testigos de al menos dos parejas que desistieron creyendo que efectivamente había que pagar también por hacer senderismo al llegar al mirador en cuestión.


La ruta consiste en un recorrido total de 2 km en cada sentido, con una fabulosa panorámica del Parque Natural de la Serranía de Cuenca y de las paredes dolomíticas de la Muela de la Madera.


El extenso y frondoso valle se extiende a ambos lados del Mirador.


Uña con su laguna del mismo nombre y las aguas color azul turquesa del Río Júcar.


A la sombra amable y también imprescindible de los pinos montamos el picnic con vistas envidiables. Al mediodía de un día de agosto solo aguerridos moteros se deciden a hacer senderismo, por ese motivo estuvimos solos en este paraje estupendo, gozando de la tranquilidad y silencio maravillosos.


Desde la Ciudad Encantada salimos hacia el pueblo de Las Majadas, situado a aproximadamente 50 km. Tomamos el desvío en Villalba de la Sierra y ascendemos por la carretera de montaña entre un bosque de encinas hasta alcanzar el pueblo. A 2 km. se encuentra la Ruta de los Callejones, otra formación geológica espectacular y original.






Es un laberinto espectacular producido por la erosión, que ha creado figuras en la piedra y profundos callejones por los que discurre toda la ruta.


Hacemos todo el recorrido a pie sin encontrar ningún ser humano. Todo el trayecto está aquí muy bien señalizado y es mucho más interesante desde el punto de vista botánico que la Ciudad Encantada, quizás también más auténtico.


Monumentales pedruscos nos observan.




De regreso entramos en Cuenca nuevamente por el Camino de San Isidro, por la hermosa carretera que sigue el curso del Río Júcar y va ganando altura para entrar por la parte alta del casco histórico de la ciudad.
Hay varios miradores para contemplar bonitas panorámicas de Cuenca y del río.


Para el tercer día reservamos por Internet una visita guiada al Parque del Hosquillo. Esta es la única forma permitida de visita.
Es preciso desplazarse al pueblo de Las Majadas, donde está situado el Centro de Interpretación. El precio es de 10 € por persona e incluye el transporte en autobús desde Las Majadas para evitar el impacto sobre la fauna que provoca en tránsito de vehículos particulares.
De todos modos, los últimos km. del recorrido de aproximación ya discurren dentro de un recinto cerrado al tráfico y vallados.




Ya en el interior del parque, dejamos el autobús y nos llevan en un camión todoterreno por una pista forestal hasta la zona donde habitan los osos y los buitres. El camión ha participado en cuatro ocasiones en el París- Dakar.
Tuvimos la suerte de ver cuatro osos, tres hembras y un macho. También vimos los hermosos buitres leonados.
Los otros buitres, esos que especulan y manejan los designios de los
mercados para consejar a los gobiernos que apliquen a los trabajadores medidas económicas asfixiantes, habitan lujosos despachos.


El camión dispone de asientos con cinturones de cuatro anclajes para mantener a los usuarios sujetos en los violentos saltos que provocan los baches de la pista forestal.


En el recorrido final por el interior del parque que se hace caminando, nos acompañó esta hermosa, increíblemente dócil y cariñosa hembra de ciervo que se llama Antonia.


La guardia civil la rescató de un piso de 80 metros cuadrados, donde la tenía cautiva un individuo y estaba totalmente domesticada, por lo que no es posible reintroducirla en la naturaleza. No solo ha perdido el miedo por la presencia de los seres humanos, sino que le encanta su compañía.
Es preciosa como véis y disfrutamos mucho de su compañía, pero lo sería mucho más viviendo en su medio en libertad.
Como curiosidad os comentamos que en el Parque del Hosquillo está situado en el corazón del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, que junto con la zona de Ginebra en Suiza, es la zona de Europa con más masa forestal.
Es una visita obligada por su autenticidad y el gran número de especies salvajes que lo habitan. El personal del parque nos trató expléndidamente y nos ha parecido una visita muy interesante y aconsejable.


Cuando el autobús nos dejó nuevamente en Las Majadas a mediodía, aprovechamos para degustar en el Bar el Cerrillo los sabrosos chorizos de orza, elaborados con carne de jabalí y cerdo. Estas suculentas migas resucitaban un muerto.


A primera hora de la tarde tomamos la carretera hacia Vega de Codorno para visitar el Nacimiento del Río Cuervo.




que en el mes de agosto apenas tiene caudal, por lo que está bastante deslucido. A principios de primavera presenta un aspecto totalmente distinto, con varias cascadas que se precipitan en la charca de esta imagen.




De regreso a Cuenca nos detenemos para ver desde la carretera el pueblo de Huelamo, situado a 1.300 m. de altitud en la ladera de una montaña y protegido por un monumental peñasco. Como Gigraltar, pero español y sin estrecho.




Aprovechamos para detenernos en Uña y contemplar de cerca la laguna desde un observatorio situado en la orilla. El pueblo es también muy bonito y dispone de varios hostales.


Desde el observatorio tenemos esta vista excelente de las impresionantes paredes de caliza.


Para la cena de la última noche en Cuenca, encargamos el día anterior en el Mesón Darling un fabuloso arroz con bogavante que acompañamos de una botella de crianza de la tierra.
¿Arroz con bogavante en Cuenca? Si, y delicioso. Además no lo preparan para dos personas ni reservan mesa las noches de sábado, pero la cocinera hizo una excepción con nosotros, nos visitó durante la cena y charlamos un buen rato. Había estado de viaje por las Rías bajas y conocía nuestra tierra.
Agradecemos desde aqui su gentileza y alabamos su maestría en la cocina.




Ya se terminaba nuestra estancia en Cuenca, cargamos la moto y desayunamos en la Plaza Mayor para salir hacia Albarracín, el siguiente destino. Salimos muy satisfechos de haberla elegido como destino para este viaje.
Nos ha encantado la ciudad. En la parte nueva hay un ambiente extraordinario al atardecer y en las primeras horas de la noche. En los bodegones sirven tapas generosas con las consumiciones y cenamos las dos primeras noches en esa zona.
En cuanto a la extensa y poco poblada
Serranía, creemos que una gran desconocida que merece la pena visitar. Las carreteras son idelaes para recorreerla en moto, los pueblos son interesantes y la gastronomía contundente pero muy sabrosa.


Tomamos la carretra que ya conocemos y dejamos atrás Villalba de la Sierra y Uña para adentrarnos en el espectacular valle de dicho pueblo en dirección a Tragacete. Unos km. antes nos desviamos a la derecha en dirección Teruel y Albarracín y comienza el ascenso del Puerto de El Cubillo.


Cerca de la cima hay un mirador con una vista fantástica sobre las escarpadas y profundas gargantas que dejamos atrás.


Estamos a 1.617 m. de altitud y al coronarlo estamos en Aragón, ya hemos pasado por cinco comunidades autónomas!!! y entramos en la Sierra da Albarracín.


La Sierra de Albarracín se muestra magnífica y la carretera preciosa entre frondosos pinares y suaves curvas.


En los claros hay extensas praderas que ahora están agostadas, pero en primavera deben constituir un espectáculo singular.


ALBARRACIN
Llegamos a mediodía a Albarracín bendecidos por un calor axfisiante y quedamos perplejos por la belleza de la primera vista de la ciudad.
Dejamos el equipaje en el Hostal Los Palacios, sencillo pero limpio y acogedor. Buscamos a continuación algún lugar para comer.
Albarracín es una ciudad color ocre, considerada como una de las más bonitas de España con toda justicia.




El menú: ensalada, huevos fritos con chorizo, ternasco y cerveza helada. Todo ello es necesario para recorrer con solvencia las empinadísimas callejuelas durante toda la calurosa tarde.




La empresa El Andador que está ubicada al lado de la Plaza Mayor se dedica a organizar visitas guiadas, explicando pormenorizadamente los antecedentes históricos de Albarracín y mostrando durante la visita muchos detalles que de otro modo pasarían desapercibidos para los visitantes. El precio es de 3,5 € por persona y es muy recomendable.
Como colofón a la visita muestran el interior de una casa de cierto abolengo en la que todos los utensilios y ornamentos están excelentemente conservados.
Nos incorporamos a una de esas visitas y resultó muy ilustrativa e interesante.


En el paseo por la ciudad se aprecian inumerables y bellos detalles arquitectónicos. El color ocre de las fachadas de todas las casas está originado por el oxido de hierro mezclado con el yeso utilizado en el revestimiento


Hay numerosas casas con las fachadas muy inclinadas. Aquí se ríen de la Torre de Pissa




Los blasones en las fachadas son testigos de un pasado cargado de historia. También se evidencia la influencia musulmana en numerosas celosías cuyo propósito era permitir ver desde el interior sin ser vistos, especialmente a las mujeres.


A última hora de la tarde subimos a la parte alta del pueblo para tener esta vista panorámica desde las inmediaciones de la muralla. y de gargarta que ha esculpido en torno a la ciudad el Río Guadalaviar.
A la mañana siguiente salimos hacia el último destino de este viaje, 460 km. de buena carretera y autovía, que incluyen nuevamente la circunvalación de Madrid y los primeros 100 km. de la A-6 en dirección a Galicia.


SEGOVIA
Como ninguno de los dos conocíamos Segovia, esta era una oportunidad magnífica de visitar otra ciudad bella e interesante. Teníamos la reserva formalizada por Internet en el Hotel las Sirenas , la Calle Juan Bravo, en el meollo del casco histórico. Además aprovechamos la rebaja promocional en días de semana al precio de 54 €, cuando el precio normal es de 85.


Es un hotel con cierto aire decadente, pero comodísimo. Nos asignaron una habitación en la planta 4ª muy tranquila. Tenemos que destacar el excelente trato del personal y también que por 6 € tuvimos nuestra querida moto estacionada en un aparcamiento cerrado desde el mediodía hasta el momento de salir a la mañana siguiente.


En medio de un ambiente bullicioso pero bonito recorrimos durante la tarde todo el casco histórico, el Alcázar, la Casa Museo de Antonio Machado que estaba cerrada, pero de todas formas fue una experiencia muy reconfortante acercarse a la reja de entrada.
El acueducto es formidable y monumental, impresiona contemplarlo en directo. Nosotros subimos a la parte alta para tener un punto de vista diferente al tradicional y nos gustó mucho.


Desde la plaza mayor hay una vista nocturna de la catedral magnífica. En los locales de copas situados en los soportales de la plaza hay un gran ambiente.


Cenamos en un de las muchas terrazas una deliciosa tabla de quesos y un rico riquísimo cochifrito.
Siempre que es posible probamos los vinos de la tierra y aquí nos sugirieron un crianza que resultó muy interesante y sabroso. También recordamos a los camaradas Vladi y Merche, nuestros amigos y compañeros de rutas senderistas con los que disfrutamos las cenas después de largos días de caminatas.
Era nuestra última noche de este viaje y antes de irnos a dormir volvimos a pasar por la plaza mayor a tomar la última copa. La ocasión lo merecía



La salida de Segovia, después de cargar las maletas y todo el equipaje por última vez la hicimos bordeando el Acueducto. Con la luz de la mañana tiene otro aspecto, siempre bello y enorme.


Paramos a hacernos una foto antes de abandonar definitivamente Segovia, muy satisfechos de haberla conocido y saboreado su extraordinario ambiente.
A partir de aquí tenemos por delante 560 km. de regreso por autovía con las paradas habituales para dencansar, comer y relajarnos.

Después de haber pasado el Puerto de la Canda entramos en Galicia y a medida que descendemos hacia Verín nos reencontramos con el calor axfisiante. Cosas que van en el lote con los inigualables viajes en moto.


En total hicimos 2.260 km. con un consumo medio del 5,87 %.
Gastamos en combustible 170,79 € y el comportamiento de la histórica y querida yamaha ha sido intachable, incluso cuando en las proximidades de Tarancón un vehículo frenó sin previo aviso al entrar en una zona de obras y nos obligó a hacer una frenada muy violenta para evitarlo. En estas situaciones se hecha de menos el ABS.

Un viaje en definitiva para recordar. Todos y cada uno de los lugares que conocimos han merecido la pena. Por ese motivo lo compartimos encantados con todos vosotros.
Hasta la próxima.


























































































































































































8 comentarios:

Traveller dijo...

Yamajos
Impresionante vuestra crónica, de verdad impresionante.
Por lo que veo, además habeis hecho muuuchos kilómetros.
¡Suerte en vuestras andaduras!

Traveller

Artus dijo...

Estupenda crónica, felicidades. No solo por la crónica sino sobretodo por negaros a pagar para ver ciertos edificios... Si te soy sincero, yo he dejado de entrar aunque sean gratis... Radical que es uno. Lo dicho, enhorabuena por el viajecito. Solo me fastidia una cosa: Que habéis hecho más kms que yo... Grrrrrr. Jajaja.

FREEBIRDRONNIE dijo...

Muy buena ruta Yamajos! me ha traído muy buenos recuerdos, no en vano es una zona muy cercana y accesible desde Madrid, pero en tu caso tiene una tirada por lo que me congratulo que la hayas disfrutado a tope... lo de las Iglesias y Museos es otra historia, soy de la opinión que para los del pais debería de ser gratis, y es que ya pagamos una buena cantidad de impuestos, joder!!

Un saludo.

Anónimo dijo...

Aunque no participe, sigo por aquí Yamajos. En esta ocasión no he podido evitar quedarme con la boca abierta varias veces con vuestro relato. ¡Espectacular viaje os habéis marcado!.
Muchas gracias por compartirlo. Tomo nota de buena parte de la crónica a modo de guia a seguir para cuando me pierda (nos perdamos ;)) por esos espectaculares parajes de esas no menos espectaculares CA.
De mayor quiero ser como vosotros ;).
Cuiden mucho a "La Histórica".
Vss.

Slow Rider dijo...

Gracias por compartir.. Pero que mal lo pasamos los del norte con el calor jejej
Un viaje envidiable ... aún no entiendo por qué nos empeñamos en salir al extranjero con lo que tenemos aquí..
Excelentes fotos y relato..
De la Yamaha, como buena veterana que es, no extraña su buen comportamiento ;) Si es que ya no se fabrica nada como antes..
V´ss

GATHO dijo...

Chachi, bonitos parajes, bonitas viandas y vaya hotelitos que os gastais, je, je.
Veo que no os pesan los kilómetros, sois duros como nosotros.
Miauuuuuuuuuuuuu.

TOOFAST dijo...

Que bien Yamajos...!!! un rato agradable leyendo y viendo tu ruta. Algunas zonas ya las he hecho, pero Albarracin y Cuenca les tengo ganas hace mucho...presiento que esta al caer.

CARLOS dijo...

Guauuu!!! que recorrido, me encanta, he disfrutado como loco, casi sentado en vuestra moto, algunos lugares ya los conocía otros no, como por ejemplo Cuenca, es de escándalo que no haya ido aún, pero.... Albarracín es un pueblo que me enamoró y volver a verlo y con esa comida, que bien se come ahí.... un enorme saludo.