9/3/11

Finisterre


El sábado y domingo de carnaval recorrimos el tramo comprendido entre Noia y Finisterre, disfrutando de la belleza de las Rías Altas y de su costa. En principio teníamos planificado hacerlo en moto, pero pudieron acompañarnos Merche y Vladi y, como es costumbre, los cuatro pasamos un agradabilísimo fin de semana bendecidos por el sol y temperaturas impropias de Galicia en esta época del año.

Empezamos, como decía, la escapada con la primera parada en Noia, paseando por la desembocadura del Río Tambre. En la Plaza del Tapal está la Iglesia de San Martín, mandada construir por el arzobispo Lope de Mendoza en el año 434. Ya entonces esos señores mandaban mucho.

En la fachada principal tiene un hermoso rosetón y en el arco de la puerta de entrada se representa a Cristo rodeado de doce músicos y también de los doce apóstoles.


Desde ahí caminamos hasta otro templo original donde los haya. La iglesia de Santa María a Nova donde ya no se practica culto. Fue construida por orden del obispo Berenguer de Landoira.

La singularidad de esta iglesia es la enorme colección de lápidas gremiales expuestas en su interior y en el cementerio que la circunda, que datan de los siglos XIV al XIX.

La simbología no ha sido aún totalmente descifrada, pese al empeño de numerososo estudiosos, pero muchas de ellas son gremiales y representan diversos oficios, como la que aparece arriba dedicada a los carpinteros de ribera.

Desde Noia partimos siguiendo la sinuosa carretera de la costa en dirección Norte hasta el pueblo marinero de Muros, por cuya belleza ha sido designado como conjunto histórico artístico.


Paseamos por las estrechas callejuelas que conservan numerosos vestigios muy bien conservados de su pasado marinero vinculado a la pesca.
Abundan las construcciones dedicadas a vivienda y compuestas por un bajo soportado en arco apuntalado o de medio punto, donde antiguamente se asentaban las pilas de piedra en las que salaban el pescado.


A cuatro km. de Muros se encuentra el pueblo de Louro- San Francisco, donde montamos el picnic del sábado a la sombra de los pinos, frente a la playa de arenas deslummbrantemente blancas.

En el extremo Norte está el Monte Louro, que forma una península granítica, que ascendemos por el empinado camino, divisando desde la cima de una vista extraordinaria sobre la Playa de Ancoradouro y la laguna contigua con formaciones de dunas.


En Carnota nos detenemos para visitar el horreo emblemático, es el de mayor longitud de Galicia con 35 metros.

Lo contemplamos desde todos los ángulos posibles, aprovechando también la original perspectiva que ofrecen los ventidós pares de pilares que lo sustentan.


Mientras tanto, un bucólico residente nos observa plácidamente con su disfraz de carnaval.



Nada más rebasar el precioso pueblo de O Pindo, cruzamos el puente que comunica con Ézaro y giramos a la derecha por la desviación que nos conduce al pie de la cascada del río Xallas. Un embalse construido un km. por encima impide que podamos ver en directo una de las más originales cascadas de Europa, por precipitarse directamente sobre el mar.

En los meses estibales acostumbran a abrir parcialmente las compuertas los domingos a las 12 de la mañana y nuemerosísimos visitantes disfrutan del espactáculo.
Ascendemos hasta el mirador por una pendiente vertiginosa, pero merece la pena. Desde arriba tenemos un fantástico panorama. Mirando hacia el Sur vemos O Pindo.
Si por el contrario miramos hacia el Norte, destaca sobre el horizonte Finisterre, con la villa del mismo nombre situada en el valle.


Desde el mirador de Ézaro nos dirigimos directamente a Lires, el tranquilo y hermoso pueblo que elegimos para pasar la noche. Después de fomalizar nuestra presencia, aprovechamos las últimas luces del día para bajar caminando hasta la playa por los márgenes de la desembocadura del río Castro.

Lires está al Norte de Finisterre, en el concello de Cee, asentado sobre la campiña verde, encima de dos playas fascinantes, la playa de Lires y de la de Nemiña.


Nos alojamos en el Hostal As Eiras, del que tenemos que significar que nos ha tratado expléndidamente toda la familia que lo regenta. El precio de la habitación es de 35 €, todas ellas son amplias, limpias y silenciosas.

Nos sirvieron un desayuno copioso por 3 €. Olvidaba mencionar que tuvieron el detalle de encender dos chimeneas de leña en la planta donde nos alojamos, que aprovechamos para conversar un buen rato antes de retirarnos a dormir. Un hostal absolutamente recomendable en un lugar idílico para aquellas personas que gusten de la tranquilidad y de playas solitarias y bellas.

El domingo después de desayunar hicimos un ruta de 9 km. llana en su práctica totalidad. Merche en cuanto se enfunda sus botas de siete leguas y se equipa de bastones, se le alegra la cara, que peligro tiene!!




El trayecto de regreso discurre por encima de los acantilados donde vamos descibriendo pequeñas calas en el fondo de los acantilados abruptos.



Hacemos un pequeño descanso para dmirar tranquilamente los paisajes que nos regala esta costa y dejamos atrás muy a lo lejos la silueta de Finisterre.


De frente, al fondo, divisamos la Playa de Nemiña cuando iniciamos el descenso hacia el mar con el magnífico arenal, las dunas, las casas y tierras de cultivo, así como un expléndido bosque de pinos que la rodea.



Recogemos los bártulos y después nos despedimos del personal de As Eiras. Nos perdemos al menos dos ocasiones intentando localizar la carretera de acceso hacia el paraiso natural que es Cabo Touriñán donde aprovechamos ese día para montar el picnic nuevamente en un lugar de auténtica belleza.



Con el estómago alegre hacemos la última parade en el Cabo Finisterre, hermoso, pero menos que el anterior y ya de regreso paseamos por la villa de Finisterre, que decepciona por el estado de abandono general.



Sin embargo el balance de esta pequeña escapada es muy reconfortante en todos los sentidos. Una vez más compartimos los cuatro un fin de semana estupendo exprimiendo la belleza de esos lugares que tenemos ahí al lado.

Hasta pronto.

6 comentarios:

CARLOS dijo...

Un precioso reportaje que nos ha prestado mucho, estuvimos este verano pasado en esa zona y ver de nuevo esos lugares tan bellos es algo que nos ha gustado. Tampoco pudimos ver la cascada activada, es una pena que hayan cortado el agua, pero bueno algún día será. Saludos.

TOOFAST dijo...

Algunos recuerdos conocidos, muchas cosas por ver y mas ganas de volver...que bonita tierra. Ana, no la conoce. Nunca ha estado en Galicia. Pronto habrá que resolver esto.

Anónimo dijo...

Galicia se sale^^. Es una CA que por motivos sentimentales me tira mucho ya que Carnota, Finisterre, Corcubión, Cee, etc. fueron el destino de mi primera salida "formal" con mi novia, es decir, mi actual mujer, hace ya...poco más de 20 años.
Además de esto, he vivido en La Coruña un par de años por temas de curro. ¡Qué recuerdos!.
En fin, muchas gracias por compartir este viaje con nosotros.

Un saludo pareja.

Diarios de una Bultaco dijo...

El encanto de Muros; la inmensidad de Carnota; el viento en el mirador de Ezaro; la soledad del Touriñan; el paisaje del Finisterre... buenos recuerdos de esta zona.

Hace años la recorrímos una par de veranos -sin prisas y con calma- y es unos de los viajes que quedan en la memoria. La belleza del paisaje y los lugares inolvidables.

Fué antes del desastre del Prestige y, seguramente, ha cambiado un poco. Un lugar para volver. De Malpica a Muros la costa más bonita que tuvimos oportunidad de recorrer.

Que suerte tenerla tan cerca.
Saludos,

Mané dijo...

preciosa entrada, bonitas fotos y leyendo veo que fué enriquecedor el finde. Sigue deleitandonos con tus "rutas y excursiones" VVVsssss desde el Oeste

Eva Paris dijo...

Fabulosos paisajes! Lo hemos compartido esta semana en nuestro repaso de "Compañeros de ruta" en Diario del viajero:

http://www.diariodelviajero.com/diario-del-viajero/companeros-de-ruta-lxviii

Un saludo y hasta pronto!

Eva