Esta semana Galicia viene padeciendo temperaturas propias de las provincias del centro y Sur de España. No lo llevamos nada bien porque cuando llega la noche las temperaturas mínimas apenas registran descensos apreciables.
Cuando nos disponíamos a iniciar el día de descanso observamos como a unos 500 m. se iniciaba un incendio en un bosque de eucaliptos y pinos, inequívocamente provocado.
De inmediato avisamos a los servicios de emergencia. Cuando habían transcurrido 20 minutos exactos comenzaron a intervenir los medios aéreos con tres helicópteros y cuatro hidroaviones. Actuaron con rapidez, perseverancia y eficacia en unas condiciones extremadamente difíciles.
La repoblación forestal de los bosques gallegos a base de especies altamente vulnerables a los efectos devastadores del fuego, casi siempre provocado por desalmados en base a desconocidos pero sin dura irracionales y variados motivos, viene castigando Galicia verano tras verano sin que hayan llegado a adoptarse medidas preventivas. Toda la lucha contra este problema sigue focalizándose en las brigadas terrestres y en los eficaces medios aéreos.
No se limpian los montes en las estaciones propicias para ello, tampoco se realizan repoblaciones con especies frondosas y autóctonas, propias de esta zona de clima continental.
A pesar de todo, cuando contemplamos un incendio como el de ayer, no deja de embargarnos una mezcla de tristeza por lo que irremediablemente se pierde y también de rabia por la mala baba de quien los provoca.
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