Los moteros se refieren a los conductores de carruajes de cuatro ruedas como "enlatados".
Según esta denominación, nuestra vieja lata, un Citroen ZX con dieciocho años a sus espaldas, evidenciaba síntomas inequívocos de fatiga y las visitas al taller cada vez más frecuentes nos han obligado a sustituirlo.
El miércoles 16 de diciembre por la tarde, bajo una lluvia implacable que anegaba las calles de Vigo, salimos de casa en el último viaje a bordo del fiel y viejo compañero de viajes y de vivencias. Allí lo estacionamos en el aparcamiento del concesionario que nos entregaría un nuevo modelo de la marca. El contador marcaba exactamente 220.579 Km.
Compartimos con vosotros la nostalgia, así como cierta sensación de traición y abandono que sentimos cuando por última vez cerramos las puertas del incansable Citroen y entregamos las llaves al comercial de la concesionaria. Dieciocho año años de conviviencia dejan ese rescoldo de camaradería que pone en segundo plano el hecho de considerarlo únicamente como un instrumento que nos ha servido como medio de transporte.
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