24/7/09

El Palacio de la Bolsa de Oporto


Esta ha sido sin lugar a dudas, la visita más impresionante de todas las realizadas en Oporto
El Palacio de la Bolsa es un grandioso edificio de estilo neoclásico que fué inaugurado el día 21 de noviembre de 1891 por el rey Don Carlos y su esposa Doña Amelia.
Desde el exterior puede inducir a equívoco, porque resulta en cierto modo sobrio a pesar de su tamaño tan considerable.
Está situado en la parte baja de la cuidad y la auténtica y grandiosa sorpresa la vamos a descubrir al acceder a su interior.
Las visitas por el interior del palacio son guiadas. En la parte central de la planta baja se encuentra el Patio de las Naciones. Alrededor del techo de este monumental patio están representados los 27 escudos de los países con los que negociaba la Asociación Comercial de Oporto.
A la planta superior se accede a través de una escalera de granito denominada Escalera Noble, a cuyos lados están dispuestas dos lámparas de bronce macizo de 1500 kg.
En la planta superior se encuantran los diferentes salones: comenzamos la visita en la Sala del Tribunal Marcantil, cuyo mobiliario es el original y está adornado por enormes cuadros que representan diversas actividades.
La Sala Dorada recibe este nombre por el pan de oro que decora el techo.
La Sala de las Asambleas es magnífica. En esa sala los artistas portugueses consiguieron la perfección al decorar el estuco con el color de las maderas nobles, circunstancia imposible de apreciar si no lo hubiese advertido nuestra amable guía. Pero no solo impresionan los techos y paredes. En el palacio de la Bolsa es necesario prestar atención a los pavimentos de marquetería que constituyen en sí mismos una obra de arte.
La parte central de la Sala de los Retratos está situada una mesa realizada asimismo en marquetería, en la que el artista invirtió tres años de pacientes trabajo utilizando exclusivamente una navaja y aprovechando los restos de las maderas nobles con las que se construyeron los magníficos suelos.
Cuando creíamos haberlo visto todo y absolutamente asombrados por la belleza y grandiosidad del Palacio, aún nos reservaban la sorpresa de la Sala Árabe en la que todas las superficies están decoradas con motivos de dicho estilo. No recordamos con exactitud los kg. de pan de oro utilizados en su decoración, pero resulta sobrecogedora por su belleza.
Queremos agradecer a Sandra, nuestra guía en esa inolvidable visita, el exquisito trato con que nos atendió.
Con toda humildad aconsejamos a los lectores de este blog que algún día visiten Oporto, que no olviden visitar esta maravilla arquitectónica declarada con toda justicia Monumento Nacional.

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