De camino al hotel, por Santa Catarina que es la calle peatonal y comercial de Oporto, tomamos la última fotografia del día, de un detalle precioso de uno de los mosaicos en la Capela das Almas.
A excepción del inolvidable paseo fluvial en rabelo por el río Douro, el resto de las visitas las hicimos caminado.
A pesar de las calles empínadísimas, resulta muy fácil y cómodo recorrer toda la parte histórica de la cuidad caminando y creemos además que es la forma más adecuada de hacerlo.
Hasta mañana.
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