Vicente Ferrer

Esta es la primera "entrada" en un nuevo blog que no tiene otra pretensión que escribir y compartir con todos vosotros pequeñas historias.

La intención era, haciendo honor al título del Blog, iniciar esta experiencia comentando la primera peripecia viajera en moto a la zona de Sanabria. Sin embargo a primera hora de la mañana apareció en la prensa digital la noticia del fallecimiento del ex jesuita valenciano de origen, e indio de corazón Vicente Ferrer.

En la crónica que publica El Pais, Guan G. Bedoya escribe que " hay religiosos cuya sola existencia hace disculpar las muchas desgracias y atrocidades que han causado a la humanidad las religiones de uno y otro signo". Pocas frases pueden definir con tanta exactitud la vida y trayectoria de un hombre bueno, que ha construido su existencia sobre la utopía de la solidaridad.

Recuerdo haber escuchado hace ya muchos años manifestar a Vicente Ferrer que en una ocasión miemtras esperaba que le sirviesen un plato de comida en un restaurante de algun pueblo perdido de la India, observó que en su mesa le servían pan, solo en su mesa. Esa circunstancia constituía para él una injusticia.

Han pasado muchos años desde entonces. Pero todo el empeño y fortaleza que incansablemente y con tanta generosidad ha prodigado a los pobres de solemnidad, deja como fruto una fundación que gestiona hospitales, escuelas, agua corriente en las míseras viviendas de muchos campesinos, pero deja sobretodo un enorme vacío en el corazón de miles de personas que se han sentido reconfortados por su esfuerzo y por su generosidad extrema.

Su labor por lo tanto no es en absoluto una utopía, sino una palpable realidad y un ejemplo de solidaridad, que salvando todas las connotaciones religiosas, podría servirnos de ejemplo permanente a todos y quizás de forma particular a los que ostentamos resonsabilidades vinculadas a la defensa de los intereses de los trabajadores.

Permitidme por lo tanto hoy, que esta primera entrega, sea un humilde homenaje a la vida y la memoria de un personaje digno de toda la admiración y respeto para sus semejantes.