3/10/11

Los pueblos sumergidos de A Ribeira Sacra

Esta imagen "de portada" corresponde a una cepa sumergida durante 48 años en Portomeñe. ¿estará lamentando su trágico destino solidariamente con el de los vecinos de ese pueblo, obligados a abandonar súbitamente sus casas para siempre?


Esta semana nos escapamos en compañía de Vladi y Marchi a la Ribeira Sacra Lucense, para caminar y recorrer el tramo del Río Miño situado por encima del Embalse de Belesar, que es con diferencia el de mayor capacidad de Galicia.

Llevávamos ya una temporadita sin compartir un fin de semana de contacto con la naturaleza y ha sido como siempre muy satisfactoria la escapada.



Las gentes de Chantada y O Saviñao se refieren a las empinadísimas laderas que cuelgan sobre el río como "A Ribeira" -La Ribera.






Por encima del nivel máximo del embalse se descuelgan los viñedos en abruptos bancales, llamados también socalcos, que en vertiginosa pendiente llegan hasta el agua.



De los magníficos racimos se obtendrán excelendes caldos de tinto mencía que acompañan cualquier festín qque se precie por estos lares, y fundamentalmente aquellos a base de cocido o pulpo.



Nosotros en cuanto llegamos a Taboada tomamos la carretera LU-611 hasta alcanzar el río en Ponte Mourulle.

Las obras de reparación de la Presa de Belesar han obligado a vaciarla en un 94%, dejando en este punto 75 metros de altura descubiertos.





Para visualizar la diferencia entre el estado habitual del embalse y la situación excepcional en que ahora se encuentra. La primera foto está tomada de uno de los carteles explicativos del mirador y la segunda que tomamos nosotros desde el mismo punto.



Desde el "puente de los tornillos" como también llaman a Ponte Mourulle, mirando hacia la derecha se aprecian los restos de las antigüas viñas río arriba.





Hacia el lado opuesto del puente, pude verse excepcionalmente el puente primitivo de cantería en cuya construcción participaron gentes de la zona y también presos. Lo concluyeron en 1.952.
Ya entonces se vaticinaba que algún día quedaría cubierto por el agua. La carretera que lo cruzaba se conserva en algunos tramos.



El paisaje desde esta altura es excepcional y paseamos un buen rato disfrutándolo, aunque la bruma de la mañana no era muy apropiada para tomar fotografías aceptables.



Así es que el personal toma muy en serio la tarea de obtener instantaneas de postal. Para ello nada mejor que trabajar en equipo: regidor, operadora y script.



Siguiendo el curso ascendente del Miño, que dejamos a nuestra derecha, se aprecia perfectamente la zona de viñas que el embalse ha cubierto, salpicado de lo que en otro tiempo fueron las casetas tan típicas de esta ribeira.



Llegamos a San Vitorio de Ribas de Miño y allí visitamos la iglesia del Siglo XII que en la puerta principal tiene tres pares de columnas de mármol que sostienen las arquivoltas. Esta iglesia ya figuraba en documentos del Siglo X.





Dos km. más arriba está la Capilla de Guadalupe, original y hermosa, aunque se encuentra en estado de abandono. Construida en una plataforma natural elevada sobre el terreno de los alrededores que subraya su elegancia.



Llegado este punto, dejamos ejercer a los maestros de ceremonias , porque siempre ponen el empeño necesario para preparar el picnic con generosidad.



El aspecto suculento de las viandas alegra el semblante de los oficiantes




En el agradabilísimo entorno que conforma la sombra de los venerables castaños que rodean la Capilla de Guadalupe, damos cuenta del ágape con muy buen apetito





Descendemos a visitar los restos del pueblo de Porto, que ha estado sumergido desde le primer llenado del pantano. Apenas queda el esqueleto de las antiguas viviendas y la vegetación ha vuelto a conquistar la superficie desde la primavera, cuando el nivel del agua descendió para realizar las obras.






Quedan apenas los restos de las casetas de aperos dispersas entre los bancales y el barro que fue sedimentando en el lecho del ambalse, ahora seco y cuarteado por los efectos del calor, que acentúa el aspecto desolado y el trágico destino de este pueblo.






Con respecto al alojamiento no teníamos duda de ningún tipo. Como en una ocasión anterior elegimos el Hostal O Ruso en Escairon y efectivamente nos trataron magníficamente como es costumbre en la casa.

Buena cocina, excelente trato y Ramón siempre en la mejor disposición de facilitarnos información profusa sobre los lugares de interés que merece la pena visitar.



Las habitaciones están limpias y son muy amplias, confortables y silenciosas. El precio asimismo ajustado: 35 €.
Solamente cabe añadir que Escairon está situado estratégicamente para desde allí visitar hacia ambos lados A Ribeira Sacra.



Salimos de Escairón en dirección a Currelos y Alperiz para provechar la mañana con una visita obligada al pueblo de Portomeñe.

Para llegar es preciso caminar primero por pistas de ripio, luego por un estrecho camino que se adentra en un pinar a medida que vamos descendiendo hasta alcanzar la escarpada y empinada ladera del embalse, ahora descubierta.
Marcamos el punto por donde debemos tomar el camino de regreso





En la noche del 2 de enero de 1963 una niña de 10 años vecina del pueblo despertó alarmada porque no sentía la correinte del río, el motivo de ese misterioso silencio es que había comenzado el llenado de la presa y el agua empezaba a entrar ya en las casas.

Los vecinos de Portomeñe que nunca habían creído que el nivel del agua alcanzaría su hermoso y fértil pueblo debieron salir precipitadamente haciendo acopio de los enseres más apreciados y abandonaron para siempre su pueblo, su vida y sus recuerdos con los pies mojados por el camino ya anegado de agua.



Cuando regresaron a la mañana siguiente con el propósito de recuperar todo lo que aún estuviese a salvo, solamente podía verse la punta de los tejados.

Tejados que esta primavera, 48 años después de esta trágica historia, han vuelto a emerger al vaciar la presa, en un estado de conservación que ha sorprendido a casi todos.





El esqueleto del viejo horreo y el camino de acceso al pueblo, que pasa ante la diminuta iglesia desafían el paso del tiempo.




También las cepas que eran motivo de orgullo para los vecinos de Portomeñe, porque en aquellas casas había toneles de 3.000 litros como en la misma Castilla, permanecen hoy firmemente sujetas a la tierra que las nutrió.

Unión Fenosa, adjudicataria del Pantano, indemnizó a cada vecino con alrededor de 200.000 pesetas, sin posibilidad de negociación.



El pantano además de cubrir importantísimos yacimientos históricos como veremos más adelante, anegó más de 2.000 hectáreas de las más fértiles y bellas viñas que puedan conocerse, modificó incluso el clima de la comarca donde hoy son mucho más frecuentes las nieblas.
Nunca han recibido ninguna compensación por ello.



Actualmente Fenosa-Gas Natural explota la producción de energía eléctrica y está mejorando el rendimiento de la planta.

Cuando los vecinos de la zona, (muchos de ellos descendientes de los damnificados por la expropiación), abonan el recibo de la "luz", el IVA va directamente para Cataluña.
A menudo la historia es así de puñetera y está cargada de ironía atroz.



Por la tarde y después de saborear un generoso plato de pulpo el Taboada, tomamos dirección a Chantada y nos desviamos a la izquiera hacia la parroquia de Santa Eulalia de Piedrafita, para descender nuevamente en pronunciada pendiente a conocer y visitar Castro Candaz



Bajamos por los caminos que dan servicio y acceso a los viñedos donde el personal de Casa Pancho de Esperante estaba haciendo la vendimia bajo un calor de justicia.





La recolección en estas laderas tan pronunciadas y salvando los desniveles de los socalcos es tarea especialmente dura y laboriosa. Por todo ello se habla por aquí de viticultura heroica.



Agradecimos enormemente que pese a la dura faena, se detuvieron un rato para ofrecernos con insistencia unos deliciosos racimos de uvas.



Pronto avistamos por fin Castro Candaz, que como Portomeñe, Mourulle, Porto y otros pueblos ha quedado sumergido por el Embalse de Belesar.

Se trata de un extreordinario enclave histórico que se remonta a la época del Imperio Romano, situado en una península natural que termina en un mequeño monte cónico.



El camino de acceso desde tierra se bifurca en el itsmo de entrada hacia ambos laterales donde se conservan plataformas concéntricas que rodean toda la estructura y que al parecer fueron construidas con propósito defensivo



Los muros de la construcción principal situada en el punto más alto tiene una anchura de 1,85 m.





Y desde ese punto más alto tenemos una idea muy aproximada del carácter inexpugnable del emplazamiento, que después de la etapa de dominación romana estuvo vinculado a la nobleza y relacionado directamente con la historia de esa comarca y todos los lances de armas más significativos.




En esta otra imagen recuperada de Internet, obtenemos un punto de vista que acentúa la singularidad del emplazamiento.

Ramón nos comentaba en O Ruso que algún estudio reciente le confiere una finalidad de control sobre el tránsito sobre el río Miño, que a lo largo de la historia ha tenido un papel fundamental en la economía y en los desplazamientos y el transporte en toda la ribera del río.



Cuando el sol empieza a esconderse tomamos el camino de regreso en ascenso hacia las viñas que dejaremos definitivamente atrás al menos en esta ocasión.



Los vendimiadores están recogiendo y dispuestos a transportar la cosecha hacia la bodega. Desde aquí deseamos a esa buena y generosa gente que el caldo resultante sea de excelente calidad.

Llevamos un buen rato escuchando el sonido de una gaita que pone banda sonora en este paisaje mágico acentuando la belleza de estos parajes.





En la parte más elevada de los bancales María interpreta con destreza para los esforzados vendimiadores piezas tradicionales entre castaños y la hermosísima ribeira del Miño.

Ella pone un hermoso epílogo a esta breve escapada en la que hemos compartido a partes iguales la satisfacción de caminar por un paiseje verdaderamente excepcional, con la desazón de descubrir los pueblos que el pantano sepultó para siempre llevándose consigo una parte irrecuperable de la vida de sus vecinos.
Hasta pronto


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí es de los reportajes más interesantes que publicaste hasta ahora.Me encantó...Ya estoy esperando el próximo.
LILÍ

Diarios de una Bultaco dijo...

Que bonito, el sitio y la historia. Como siempre, pena e injusticia por la de3struccion que acarrean los embalses.

Conozco la Ribeira Sacra orensana pero vuestro reportaje me anima a recorrer pronto la lucense.
Saludos

CARLOS dijo...

Impresionante reportaje!!!. La primera foto es muy impactante, es como tu dices casi se ve el sufrimiento en la cara (cepa). El resto del reportaje es precioso, da pena ver esos pueblos sumergidos y tantos viñedos debajo de las aguas del pantano. Un lugar muy hermoso Belesar, lo conozco aunque con mucha agua. Un saludo.

Slow Rider dijo...

Una oportunidad muy bien aprovechada¡¡
Felicidades ;)

Anónimo dijo...

Muy bueno y enriquecedor. El castro, impresionante.

Anónimo dijo...

Fascinante reportaje!

Nosotros, desde el organismo oficial de promoción turística de Galicia, también tenemos a disposición de quién se esté planteando visitar la Ribeira Sacra información de interés bajo un pequeño folleto "A Ribeira Sacra". Este folleto recopila datos de interés (historia, patrimonio histórico-artístico, museos, espacios naturales, rutas, artesanía, fiestas, gastronomía, mapa, alojamientos, etc.) y es descargable desde nuestra web:
http://bit.ly/b5iKbz

Estamos a disposición de quién nos precise para preparar su viaje a Galicia.

yulius dijo...

Pues he llegasdo hasta aqui tras tu comentario en mi blog y me gusta lo que veo,uno mas como yo.
moto,camara,bocata y un poco de historia sobre el recorrido.
Te sigo