26/1/11

Las tierras llanas

Los primeros días soleados y fresquitos de enero, nos impulsaron a hacer la primera escapada de 2011 hacia las tierras llanas del interior de la provincia de Ourense, igualmente soledas el fin de semana, pero inequívocamente más frías, ¡¡mucho más frías!! que el microclima que disfrutamos en Vigo.
Esta ha sido una escapada para caminar, en compañía de Merchi y Vladi, los inseparables compañeros de correrías.
Para esta ocasión elegimos como destino Xinzo de Limia, situado en la margen izquierda de la autovía de las Rías Bajas. El título de la entrada define la orografía llana de esta comarca, con fincas de tamaño muy considerable en comparación con el minifundio característico que prevalece en Galicia.
La producción de patatas de excelente calidad y cantidad, junto con la celebración de los carnavales a lo largo de cinco fines de semana consecutivos, en los que las pantallas recorren las calles, son las dos principales cartas de presentación de esta villa acogedora.


Merchi contrató el hotel por Internet, como siempre con acierto. En esta ocasión nos alojamos en el Hotel Xinzo, muy confortable, limpio y por un precio también muy razonable, 42 € cada una de las habitaciones. Recomendable


Dejamos las maletas en las habitaciones y tomamos el primer café para sacudirnos el frío de esa hora temprana y nos dirigimos ya con el coche a la aldea de Congostro, entre cuyas singularidades destaca la concentración de canastros (horreos) por todo el perímetro de la plaza central del pueblo - a aira da Moa- como se llama.

Tras un paseo por las estrechas callejuelas, iniciamos una pequeña ruta de senderismo de 5 km. que parte de una de las esquinas de la plaza, pasando por San Miguel a mitad de recorrido.

Cuando alcanzamos Santo André, vemos algunas casas rehabilitadas para turismo rural, todas ellas vacías y preciosas, que esperan la visita de huéspedes que no tengan en consideración la temperatura del mes de enero en esa comarca.
Al concluir la ruta, nuevamente en Congostro, en el balcón de una casa se disponían a colgar los embutidos de la matanza para la curación con humo. Acepto agradecido la invitación a subir para hacer una fotografía de estas curiosas "pinzas" para la ropa, que desprenden un aroma que me traslada a los tiempos de mi niñez en la cocina de lareira.
A escasos km., en el pueblo de Saínza, visitamos uno de los robles emblemáticos de Galicia -a Carballa da Rocha- que se eleva majestuoso 33 metros sobre el suelo.
Aunque a alguna dama se le va la mano, contemplamos respetuosos su grandeza monumental y bella.

La siguiente parada la hacemos en Vilariño das Poldras para reencontrarnos con una vieja amiga y conocida, se trata de la Vía XVIII conocida también como Vía Nova, contruida por los romanos para enlazar dos grandes urbes de aquellos tiempos, Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga). Nada queda de esa calzada romana en Vilariño, pero sí tres miliarios, encontrados a finales del pasado siglo.

Las calzadas romanas se construyeron para garantizar las comunicaciones del Estado, explotar los intereses económicos de cada región conquistada y movilizar las tropas con agilidad.


El miliario central señalaba la milla LXVII y contiene la siguiente inscripción: "El emperador Maximino -y todos sus títulos- y su hijo Julio Vero Máximo -y todos sus títulos- mandaron reconstruir las vías y puentes deteriorados por el tiempo, por mediación de Quinto Decio, representante del emperador. desde Braga hay 68 millas".

Por la mañana tomando el primer café, una clienta del hotel nos aconsejó visitar el pueblo de A Forxa y la pequeña cascada del río Fírbeda. Hacia allí nos dirigimos siguiendo su consejo y descubrimos que desde el margen del río parte una ruta de senderismo de 5 km, en abrupta pendiente.

Como estas cosas las carga el diablo, ni lo dudamos y nos ponemos pies a la obra disfrutando cuando la vegetación y el compás de la respiración nos lo permiten, de fugaces vistas sobre la llanura, escalando en algunos puntos el pronunciadísimo desnivel.


Así alcanzamos el final del recorrido y montamos el picnic, porque ya son las cuatro de la tarde. Desde ese punto deberemos volver sobre nuestros pasos para desandar, esta vez en cómodo descenso, esta ruta descubierta por casualidad, pero que ha merecido la pena por la belleza del bosque por donde discurre.


En a Forxa nos acercamos a visitar la torre, desde donde regresamos a Xinzo porque los días cortos de enero no permiten alargar más las horas al aire libre en plena naturaleza.

Como yo había comentado que me gustaría ver un taller, de los de verdad, dedicado a la fabricación de las pantallas, que diferencian y significan la relevancia de la celebración del carnaval en Xinzo de Limia, Merchi que no conoce el desaliento, hizo un minucioso trabajo de investigación, preguntando a varios vecinos hasta que descubrió el mejor artesano en la elaboración de las pantallas.

Cada una de ellas tiene alrededor de setenta horas de trabajo, desde las primeras capas de papel, secado, tallado y las sucesivas capas de esmerada pintura, así como la colocación de todos los complementos. La compañera del artesano nos describió todo el proceso pormenorizadamente, que nosotros escuchamos agradecidos mientras contemplábamos el trabajo paciente y cuidadoso del artista.
Paseamos por la calle de los vinos, muy concurrida, con numerosos bares y mesones repletos de personal, donde tomamos unos vinos de mencía a precio razonable, disfrutando de la ausencia de humo.
Los efectos perniciosos de la denostada ley antitabaco para el sector de la hostelería no los percibimos en ninguno de los locales que visitamos, con las barras y mesas ocupadas.
Después de cenar a base de sabrosas, variadas y abundantes tapas de productos típicos de nuestra gastronomía, nos retiramos hasta el siguiente día.


La primera visita en la mañana del segundo día fué a la aldea de Couso, adquirida en su totalidad por un empresario riojano y restaurada expléndidamente para turismo rural.


A pesar del fío intenso que a esa hora alcanzaba los -4º C recorrimos toda la aldea, colgada sobre el margen del rio Limia, que nace en las inmediaciones.

Un hermosos pueblo que merece por sí mismo una visita tranquila.

Después de una visita a tres pueblos, merecedora por su historia de una entrada diferenciada, pasamos a Portugal por el pueblo de Tourem y siguiendo una carretera sinuosa y helada, que discurre por un alto valle de montaña, hacemos la última parada para recorrer el hermosísimo pueblo de Pitoes das Junias construído a 1000 m. de altitud, que recorremos en su totalidad sorteando el gélido viento del Norte.

Tras el picnic a pleno sol de mediodía, pero a una temperatura de 3º, iniciamos el regreso a Vigo.










































3 comentarios:

CARLOS dijo...

Preciosa descripción y fotografía de una zona preciosa de Galicia, a pesar del frio intenso que reina estos días en todos lados, me ha encantado porque no la conozco y gracias a este reportaje me han entrado ganas de visitarla. Muchos saludos.

TOOFAST dijo...

Muy buenas fotos. Que recuerdos de Galicia...estoy deseando hacerme un tres depositos y volver en cuanto pueda.

GATHO dijo...

Fantástica Galicia, me faltó por ver esa parte que muestras.
He visto a unos primos míos felinos, pero no se mueven mucho, je, je.