18/7/10

Hacia A Guarda

Aprovechamos la soleada tarde del día del Carmen para acercarnos a la villa marinera de A Guarda, situada en la desembocadura del Río Miño, que dibuja la frontera con el pais hermano de Portugal.
Es el día en que los marineros honran a su Patrona, cuando llegamos a Baiona encontramos el ambiente festivo, que aquí es más patente por la numerosa colonia de turistas que cada año visitan esta preciosa villa del Sur de Galicia.
Baiona fue el primer pueblo del Viejo Mundo en conocer el descubrimiento de América cuando en marzo de 1493 la Carabela La Pinta capitaneada por Martín Alonso Pinzón arribó a estas costas con la buena nueva.
Desde Baiona continuamos por la carretera litoral hacia A Guardia. Ya queda atrás la Ría de Vigo y cuando alcanzamos Cabo Silleiro disfrutamos a lomos de nuestra moto de la brisa cálida de mar abierto y las majestuosoas vistas del Océano Atlántico.
Pequeños muros de mampostería seca dividen las verdes y cada vez más escasas parcelas que sobreviven a la especulación urbanística, ahora detenida por la aplicación de la Ley de Costas. Estas parcelas mueren sobre los acantilados y las rocas, en un paisaje que recuerda las estampas típicas irlandesas. Cada invierno estallan sobre esta costa sucesivas borrascas y temporales que han cincelado el paisaje de toda la zona secularmente.
Ya en A Guarda, ascendemos directamente al Monte Santa Tecla, trazando las fantásticas curvas en herradura que conducen a la cima. Desde aquí, en medio de los restos de poblados castreños, puede contemplarse alguna de las mejores vitas de la geografía gallega. Hacia en interior se divisa el último tramo del Miño que termina su curso entre las poblaciones de Camposancos en España y Caminha en Portugal. Hacia el exterior se divisa una fantástica vista aérea del Puerto de A Guarda.
En el encuentro del río con las aguas del océano destaca un islote de roca granítica con un fuerte amurallado, se trata del Forte da Insua de soberanía portuguesa.
Mientras contemplamos una vez más las bellas vistas que nos ofrece el Monte Santa Tecla, entablamos conversacion con dos moteros vascos que han llegado hasta aquí recorriendo las carreteras más próximas a la costa. Su amable y entretenida conversación nos reconcilia con el verdaro y solidario espíritu motero, ajeno a vanidades innecesarias.
Después de despedirnos de estos simpáticos motoristas descendemos hasta el puerto de A Guarda, muy concurrido por las fiestas y las magníficas terrazas instaladas en el paseo, hoy abarrotado de visitantes.
De regreso, nos desviamos en Santa María de Oia para visitar el exterior del Monasterio, construido sobre los muros del pequeño puerto expuesto a las ásperas embestidas del océano.
Solamente recorremos 120 km. pero a pesar de la proximidad, hemos saboreado y disfrutado una hermosa tarde de verano y del paisaje mágico de la costa Sur de Galicia.

1 comentario:

M.Eugenia dijo...

Que buena ruta.
Saludos