15/7/09


Después de recorrer detenidamente el puente retornamos por el empinado sendero hacia el Mirador del Espolón donde llegamos con el crepúsculo. Para recuperar el cuerpo y el alma tomamos una cañita en un balcón desde el que se divisa toda la vega.
Aprovechamos que ese día había partido (R. Madrid- Barcelona) y cenamos absolutamente solos en una terraza de la Plaza Mayor, mientras en el interior de los establecimientos hosteleros los forofos celebraban ruidosamente la victoria culé.
El día tres por la mañana retornamos tranquilamente, realizando las consiguietes paradas para fotografiar las cigüeñas que tanto nos gustan.
Hasta el siguiente viaje

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